Gallego Muñoz C
Hospital Universitario Puerta del Mar. Cádiz
Farmacéutico Interno Residente Farmacia Hospitalaria y
Máster en Atención Farmacéutica. Universidad de Granada (España)
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Dentro del Número: VOL. 25 – Nº1 – 2015
Descargar PDF: Carta al director: Profilaxis de enfermedad tromboembólica en el anciano
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Señor director:
La enfermedad tromboembólica (ETE) es responsable de hasta un 15% de las muertes producidas en el entorno hospitalario. El término “trombosis en pacientes hospitalizados” hace referencia a aquellos pacientes diagnosticados de trombosis durante el ingreso hospitalario o en los 30 días siguientes al mismo1.
La ETE sigue siendo en la actualidad una causa muy importante de morbimortalidad2, y es la causa de mortalidad prevenible más frecuente en pacientes hospitalizados3. La Agency for Healthcare Research and Quality (AHRQ) cataloga la profilaxis para prevenir la ETE en el primer puesto de las prácticas seguras para los pacientes4.
Sin embargo, a pesar de la evidencia de la utilidad de la profilaxis, un elevado porcentaje de pacientes ingresados en unidades de especialidad médica que cumplen criterios de recibir tromboprofilaxis no la reciben o están con ella un tiempo insuficiente5. Hay que tener en cuenta que los pacientes ingresados pueden tener un riesgo especialmente elevado de ETE, debido a la presencia de factores de riesgo asociados (edad avanzada, insuficiencia cardiaca, antecedentes de ETE).
Las transiciones entre los centros de agudos y de crónicos pueden propiciar un episodio de ETE si no se establecen las medidas oportunas. Hasta un 60% de los pacientes que desarrollan un evento trombótico en la comunidad tienen antecedente de ingreso hospitalario6.
Por otro lado, la duración del “riesgo trombótico” no está bien establecida. En pacientes quirúrgicos el mayor riesgo se produce durante las primeras semanas, pero el tiempo durante el que el riesgo se mantiene no está bien establecido. La duración de la profilaxis en pacientes no quirúrgicos tampoco está bien establecida.
Aunque la duración de la tromboprofilaxis es una de las claves que explican la aparición de ETE, pocos estudios han comparado si esta duración recomendada de profilaxis y la estancia media del paciente tienen relación. En las recomendaciones de la American College of Chest Physicians7 (ACCP) no se hace ninguna especificación sobre la duración de la profilaxis en pacientes médicos. La guía del National Institute for Health Clinical Exellence8 (NICE) indica que la profilaxis se mantenga mientras el paciente siga en riesgo de ETE, sin especificar tiempo, y la guía del Agency for Healthcare Research and Quality1 (AHRQ) tampoco especifica duración. El problema de duraciones cortas de la profilaxis como factor de riesgo de trombosis ha sido detectado por diversos autores, y corroborado por la AHRQ1, como uno de los problemas de los fallos en los modelos de profilaxis en la mayoría de los centros. No obstante, en el momento actual no tenemos ninguna evidencia de cuál es la duración más adecuada de tromboprofilaxis.
En definitiva, tenemos que insistir en la creación de protocolos donde queden perfectamente definidos la indicación de profilaxis de ETE y la duración de la misma en el ambiente hospitalario. Del mismo modo, prestar especial atención a las transiciones de pacientes entre centros de pacientes agudos y crónicos para que la duración de la profilaxis sea la adecuada atendiendo a la evidencia disponible en la actualidad. En este contexto, la colaboración y coordinación de los profesionales entre los distintos niveles asistenciales se muestra de vital importancia; todo ello por el bien del paciente.
BIBLIOGRAFÍA
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- National Institute for Health, Clinical Exellence. Redu- cing the risk od venous thromboembolism (deep vein thrombosis and pulmonary embolism) in patients ad- mitted to hospital. London: NICE; 2010.