Huerta-Olvera SG1, Aceves Soto MA2
1. Profesor-Investigador. Departamento de Ciencias Médicas y de la Vida. Centro Universitario de la Ciénega. Ocotlán, Jalisco. México
2. Jefe de Farmacia Hospitalaria. Hospital de Especialidades San Francisco de Asís. Guadalajara, Jalisco. México.
Fecha de recepción: 31/07/2024 – Fecha de aceptación: 02/08/2024
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En México, y tal vez en otros países de Latinoamérica, la carrera de Licenciado en Farmacia tiene una baja recurrencia en comparación con la carrera de Químico Farmacéutico Biólogo (QFB), la cual contiene como parte de su formación materias relacionadas con el ámbito clínico, sin embargo, al ser una carrera que conlleva muchas materias relacionadas a otras áreas laborales, los alumnos prefieren elegir el resto de las áreas.
Dentro de los motivos principales se encuentra el salario, puesto que en diversas regiones de México es mejor pagada la industria tequilera o la industria farmacéutica, control de calidad en alimentos, área microbiológica, etc. No así el área de análisis clínicos, soliendo ser un área que gran parte de los alumnos de las carreas de QFB prefieren y que incluso desde el ingreso a la carrera es lo que tienen en mente para ejercer, pero cuyo salario es incluso menor que el del farmacéutico clínico.
Por experiencia de los autores, nos hemos encontrado con el hecho de que pueden pasar varias generaciones de alumnos de esta carrera y ninguno de ellos decide elegir el área de farmacia hospitalaria. En un contexto local, de 6 generaciones solo 1 o 2 alumnos se dedica a esta área, es decir, de más de 300 alumnos, solo 1 elige ejercer como farmacéutico hospitalario.
Y no solo ello, sino que, al momento de enfrentarse con la realidad del hospital, algunos deciden cambiar de rumbo, ya sea por la falta de comunicación con el personal de salud, por sentir poca empatía con los pacientes o peor aún, por miedo a contagiarse de alguna enfermedad. Esta conducta se vio acentuada en el tiempo de la pandemia, donde al ser necesarias nuevas contrataciones, los exalumnos expresaban su miedo a contagiarse y no sentirse seguros para estar en el hospital.
Quienes estamos o hemos trabajado en hospital, sabemos que este es un riesgo latente, pero que con los cuidados necesarios muchas cosas se pueden prevenir y no solo una infección por COVID-19. En alguna ocasión, seguramente nos han tocado casos donde el paciente tiene secreciones al momento de poner una sonda nasogástrica y al provocar el reflejo nauseoso nos llega alguna secreción, si un paciente vomita espontáneamente, etc. Dependiendo de cada hospital y la cercanía que se tenga o no con los pacientes.
Esto, nos invita a reflexionar que un farmacéutico necesita tener los conocimientos suficientes para brindar la atención farmacéutica necesaria, sea la validación de una prescripción, elaboración de NPT, mezclas IV, educación farmacéutica, etc. Pero también requiere tener una vocación y que esté plenamente convencido de su razón de estar ahí.
Opciones habrá y más por el abanico de posibilidades de empleo de un QFB, pero lo que le hará realmente permanecer y crecer, es la convicción de ser y estar como farmacéutico clínico para desarrollarse como tal y compartir sus conocimientos en pro del paciente.
Definitivamente los retos son muchos, pero las recompensas a nivel humanitario también. ¿Qué pasaría si en un momento dado todos nuestros estudiantes pensaran en el miedo de contagiarse, en no querer desarrollar las habilidades de comunicación con el personal de salud, en no afrontar cada día nuevos retos en esta área? ¿Será que como formadores dentro del hospital, profesores o tutores desde la Universidad nos está faltando la parte de concientizar sobre la importancia de esta área y todas las tareas a nuestro cargo?
De algo estamos seguros, en cada elección se necesita una convicción, porque cada área tiene sus constantes retos y que en cualquiera de las áreas se necesita un sentido humanitario y de entrega por los demás, pero el ser y ejercer como farmacéutico, lo es aún más. No se trata de aceptar un empleo por un corto tiempo sabiendo de antemano que no es el área en la que quieres estar toda tu vida laboral o al menos gran parte de esta, sino de estar plenamente convencido del por qué la estás eligiendo.
Para conocer la realidad de la farmacia hospitalaria, es necesario que un mayor número de hospitales oferten la posibilidad de realizar prácticas profesionales donde se muestre el campo real del farmacéutico, incluyendo desde la parte de gestión hasta la parte clínica y no basta con un recorrido por la farmacia o una estadía (estancia) de una semana, se requiere de un tiempo mayor, para que los alumnos realmente conozcan los retos de cada día, pero que también sean capaces de darse cuenta que es un área laboral donde se integran prácticamente todos los conocimientos teóricos y prácticos adquiridos en la carrera, puesto que para preparar fórmulas magistrales habremos de calcular concentraciones, emplear soluciones, ajustar el pH de éstas, saber la estabilidad de las mismas, pero también habremos de aplicar conocimientos sobre Bioquímica, Farmacocinética, Farmacología, Bioética y Deontología, Herramientas de Comunicación, Química Analítica y muchas asignaturas más, es decir, cada día se integran conocimientos previos y habrá nuevos conocimientos y habilidades por adquirir, porque cada paciente es diferente y eso nos invita a crear estrategias distintas para colaborar oportunamente en su farmacoterapia.
Es importante que el alumno explore la alternativa de ser farmacéutico hospitalario desde su formación profesional y se enamore de todas las actividades que se hacen, así como conocer que muchas personas se benefician a diario tras su intervención de manera directa o indirecta.
No basta con mostrar en la bibliografía lo que el servicio de farmacia hospitalaria puede ofrecer, sino que es necesario vivirlo para querer formar parte de ello. Es por esto, que también los profesores del área de farmacia, coordinadores de dicha carrera y directivos de las Facultades de Farmacia, tienen como tarea el gestionar un mayor número de convenios entre las propias universidades, hospitales públicos o privados, por más pequeños que puedan ser éstos, sólo se necesita que cuenten con un Servicio de Farmacia Hospitalaria como tal y con las actividades básicas del farmacéutico. Todo ello contribuirá a la formación de los nuevos farmacéuticos y esto permitirá que al integrarse al campo laboral dentro de la Farmacia les sea más familiar cada actividad, el saber cómo desarrollarla y qué partes se pueden mejorar para brindar una mejor atención y optimizar los recursos.
Nos queda mucho por trabajar, en especial en países como el nuestro, para gestionar mejores condiciones laborales, pero también para concientizar de la labor tan importante que tiene un farmacéutico y que tanto las autoridades federales como de cada institución de Salud o de Educación valoren esta parte.
Con igual importancia, nos toca infundir que el ejercer esta profesión, va mucho más allá de la evaluación o análisis de la medicación de un paciente y que con ello, asumimos una responsabilidad en la seguridad y mejoría integral del paciente, al igual que los profesores o tutores desde la enseñanza en el hospital o en las aulas de la Facultad y que al ser copartícipes también somos corresponsables de dicha formación y anhelo por esta área.
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